Antigüedad

Seguramente el origen de Camposolillo, como la de las poblaciones de la Montaña del Porma, se remonta por lo menos a la época de la dominación romana. En lugares cercanos a nuestro pueblo se encontraron vestigios que indican su presencia; asimismo, y aunque no existe documentación que lo pruebe, se afirma que el primer puente sobre el río Porma fue construido utilizando esclavos astures capturados durante las guerras. Estamos hablando más o menos del año 18 a.C.

Pedro Alba, en su «Historia de la Montaña de Boñar», sugiere que en Armada, pueblo vecino al sur de Camposolillo, existió un campamento romano (Armata>Armada); lo confirma el hallazgo de vestigios de la época en esa zona.

En 1315 el rey Sancho le concedió a don Pedro Castañón y Altovar, que tenía su casa en la cuesta de los Castañones, de León, el Señorío de Camposolillo y la encomienda de la Villa de Altovar. Más adelante perteneció al Señorío del obispo de León o de Peñamián, y al comenzar la Edad Moderna se separó con otros pueblos para formar la jurisdicción de Redipollos.

De Camposolillo hubo capellanes, canónigos, caballeros de Santiago, y se instituyó un mayorazgo de oficiales del ejército.

El Padre Casiano nos da algunos apuntes sobre la vida en la montaña leonesa hacia el año 1200:

VIVIENDAS: Las casas eran pobres, de cal y canto, con ventanas escasas y pequeñas para protegerse del frío; los techos de paja.
En cuanto al mobiliario, un lecho un armazón de cama, ganapanes (jergones de paja); el capital o cabezal (almohada); sábanas de lino, duraderas; el tapete (manta).
Como utensilios de cocina, se usaba el folle (fuelle), el frixorium (sartén), azafate (bandeja), coleares (cucharas de madera), y tazas también de madera o bronce, del que también eran los grandes calderos.
Existían muchos otros instrumentos, como guadañas y azadas, frenos y sillas de montar, carros con ruedas de madera. En las casas se alumbraban con aguzos y teas o aceite de hayuco.

VESTIDOS: Los lienzos de lino eran la materia prima para todos los vestidos, además de las pieles de liebre, zorro y cordero para los gorros. Las mujeres usaban faldas de carmesí y varios colores. Como calzado, madreñas.

CULTIVOS: Se cultivaba más el centeno que el trigo, pues aquel aparece más documentado. El animal empleado en el trabajo era el buey; también eran comunes los caballos de la Montaña.

COMIDAS: Lo más habitual era la carne curada (tocino, chorizo, jamón); fuera de eso, los arbejos, habonas, bellotas, y sobre todo leche. La miel era la única forma de endulzar la cosas, y eran frecuentes las colmenas.

INDUSTRIA: sólo existían los molinos, batanes y telares de lino y lana. Los oficios más frecuentes en industria eran los de carpintero, serrero, cantero y herrero. También había molinos de linaza y aceite de hayuco, al que llamaban oilo.

DINERO: circulaba muy poco, se utilizaba mucho más el trueque.

ALMACENES: Las casas tenían grandes arcones para conservar el grano; los hórreos, originarios de Asturias y Galicia, no llegaron a la Montaña hasta últimos de la Edad Media.

TRIBUTOS: La facendera o hacendera era una forma de tributo que consistía en el trabajo que se prestaba al rey o al señor, en lugar del pago de dinero.

DEMOGRAFÍA: La Montaña recibió a muchos pobladores durante los primeros tiempos de la Edad Media, favorecida por los monasterios y las concesiones de tierras a los señores feudales, interesados en tener hombres para la guerra.
Más tarde, y a causa de la peste negra, quedaron desiertos muchos pueblos.

TRASHUMANCIA: El origen podría estar en la necesidad de esconder el ganado del enemigo, y trasladarlo a conveniencia. Consistía en el traslado del ganado del sur (Extremadura y Andalucía) al norte en primavera, y al revés en el otoño.
Los rebaños iban dirigidos por un mayoral, pastores, zagales y perros, imprescindibles para la defensa. El rebaño constaba de ovejas en su mayor parte, pero también cabras que proporcionaran leche; amén de yeguas y burros para el traslado de los utensilios imprescindibles para la vida diaria.
A finales de octubre sucedía el proceso inverso: los montañeses bajaban con sus rebaños, dejando atrás pueblos y familias.
Había un cantar que decía:

Ya se van los pastores,
a la Extremadura
ya se queda la Montaña
triste y oscura.


Ya se van los pastores
ya se van marchando;
más de cuatro zagalas
quedan llorando.

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